“Figueira fue una gran división de aguas en mi vida. Fue  donde me reencontré y me reconocí. Una mezcla de felicidad, paz interior, la sensación de haber llegado en casa, la alegría de recibir los hermanos que hace mucho no encontraba. ¡La gratitud por estar aquí no tiene tamaño!”

”Estar en Figueira es también poder despertar los dones y talentos. Es elevarse a nuestra verdadera esencia.” 
 

“Es un lugar en que todo se presenta para que podamos profundizar en los grados de amor verdadero, aquel amor que nos  conecta con la esencia de cada ser, de cada situación y de nosotros mismos. Aquí tenemos la oportunidad de practicar la hermandad, que activa aquellas virtudes que Dios colocó en cada uno de nosotros.”

“Estar en Figueira es como participar de un curso intensivo sobre prácticas que necesitamos aplicar en nuestras vidas, es vivir una escuela superior de aprendizajes.”

“Estar en Figueira es despertar a la vida real. Aquí nos sentimos amados de verdad. Esa experiencia permanece viva en nosotros, para siempre.”

“Pasar un período en Figueira nos ayuda a transitar por el mundo de forma más saludable, cooperativa y lúcida.
Aquí cultivamos valores y obtenemos aprendizajes que nos llevan a expandir la capacidad de amar y desarrollar el discernimiento espiritual frente a las situaciones de la vida.“

“Para mí, estar en la Comunidad es siempre un aprendizaje. Por un lado, es un desafío, pues la vida grupal redimensiona el sentido de individualidad. Al mismo tiempo, se percibe la fuerza de estar en grupo y de hacer las cosas, teniendo en cuenta el Bien Común.”

Pasar por la Comunidad, me hace percibir el verdadero Propósito de esa humanidad, que es evolucionar a través del amor, de la cooperación y de la fraternidad hasta el Corazón de Dios.”

“Cuando llegué a Figueira, sentí que me estaba conectando con mi verdadero ser. El servicio, la oración y el contacto con la naturaleza hacen que la persona viva de forma inspirada y simple, llenos de amor y gratitud.”

“Encontré en Figueira el lugar que siempre busqué, donde se practica el bien común, el servicio y la fraternidad. La gente aprende día a día a vivir esos principios, como una escuela para la vida”.

“Cuando llegué a Figueira, sentí que estaba llegando a mi casa.”

“En Figueira, siento una conexión muy fuerte con la naturaleza, principalmente con los vegetales y con los animales. De forma sutil, eso nos conecta con nuestro mundo interior.”